¿Son las cándidas tan malas como creemos? Estos hongos son buenos para nosotros y nos ayudan a fabricar sustancias resolutorias de las inflamaciones y a madurar el sistema inmune de las mucosas.
Entre las cándidas, la más significativa es la Candida albicans. El problema es que puede pasar de ser sana a convertirse en patógena e invasiva, y proliferar en todos los tejidos, si el entorno lo favorece.
¿Y cuándo se genera este entorno? Cuando le damos demasiado azúcar a través de la dieta, cuando hay inflamación del sistema inmune por culpa del estrés, o por el hecho de reducir la interacción entre hongos y levaduras con bacterias debido al uso de anticonceptivos, antibióticos o medicamentos.
La sintomatología más común es la siguiente:
◼ Escozor vaginal, irritación o sequedad
◼ Dolor al mantener relaciones sexuales
◼ Agotamiento, fatiga
◼ Ansiedad por lo dulce
◼ Migrañas
◼ Capa blanquecina en la lengua
◼ Dolores articulares
◼ Picores en la piel, en cuero cabelludo o en las vías respiratorias
◼ Llagas recurrentes
◼ Distensión abdominal
◼ Problemas digestivos
¿Cómo reducir la Candida albicans? Además del tratamiento médico, la alimentación es un factor muy importante para ayudar a prevenir su sobreaparición.
Es imprescindible llevar una alimentación muy baja en carbohidratos, no es suficiente con dejar de consumir azúcar o dulces. En esta situación, la dieta cetogénica es una de las mejores alternativas gracias a la reducción drástica de carbohidratos.
No te olvides de incluir alimentos beneficiosos para reducir la cándida, como el aceite de coco, el vinagre de sidra de manzana o las semillas de calabaza. Y, en cualquier caso, trátala de forma integrativa, ya que su crecimiento se debe a razones multifactoriales.