Esta palabra habla de la importancia de introducir pequeños estímulos o desafíos en tu vida para hacerte más fuerte, para generar adaptaciones positivas.
Se trata de estresores que no deben ser excesivos sino presentarse en la medida justa para que generen un efecto positivo.
En nutrición, por ejemplo, cada vez hay más evidencia de que hacer ayunos razonables puede favorecer un metabolismo más flexible, capaz de optimizar el efecto de las calorías cuando ingieres alimentos. No nos apetece dejar de comer, pero hacerlo algunas horas nos beneficia.
Otro ejemplo es la hoy popular terapia del frío: aunque no te tiente ni un poco la idea de exponerte a una ducha fría, los beneficios que se activan por hacerlo son numerosos: activas tu metabolismo, mejoras la respuesta inmunitaria, reduces la inflamación, etcétera.
El esfuerzo permanente por evitar ciertas incomodidades nos ha llevado a un estado de fragilidad. La hormesis fortalece tu salud y te conecta con tus genes, pues no olvides que éstos se han forjado en situaciones de adversidad.
¿Qué otros ejemplos de hormesis se te ocurren?