La inflamación crónica es un proceso muy complejo que puede acabar desencadenando muchos problemas de salud: desde obesidad, diabetes, enfermedades autoinmunes, problemas cardiovasculares...
Sabemos que la alimentación tiene un gran peso cuando se trata de frenar o combatir la sintomatología. Pero ¿es la alimentación antiinflamatoria la mejor alimentación para todos? O, mejor aún ¿lo que es antiinflamatorio para tí, lo será también para mí?
Cuando hablamos de alimentación antiinflamatoria la mayoría de nosotros la asociamos con verduras, frutas, grasas saludables, legumbres, fermentados...y muy poca proteína animal, procesados y azúcares.
Es cierto que en una población sana esta alimentación puede ser altamente recomendable, pero ¿Qué sucede si hablamos de personas con intolerancias, SIBO, cándidas, histamina...? ¿Es esta alimentación igual de antiinflamatoria para ellas que para el resto de la población?
Si hablamos en concreto de intolerancias (lactosa, fructosa, sorbitol...), SIBO e incluso Crohn, se ha visto que la dieta FODMAP es una alternativa con muy buenos resultados. Pero en esta dieta se eliminan gran parte de vegetales, legumbres y frutas. Entonces ¿podemos seguir considerándola una dieta antiinflamatoria?
Sí. Ya que al final antiinflamatorio es aquello que nos ayuda a bajar la inflamación. Y en este caso algunos alimentos que normalmente son saludables contribuyen a nuestro malestar convirtiéndolos en inflamatorios.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que en esta alimentación se prescinde de muchos alimentos necesarios para la diversidad bacteriana, por lo que no sería recomendable alargarlo en el tiempo.